Osservatorio delle libertà ed istituzioni religiose

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Osservatorio delle Libertà ed Istituzioni Religiose

Documenti • 27 Gennaio 2004

Accordo 24 novembre 1994

Acuerdo entre la Santa Sede y la Repúbfica de Venezuela para la creación de un Ordinariato Militar.

Firmato il 24 novembre 1994.

Pubblicato in AAS 87 (1995), pp. 1092-1096.

La Santa Sede y la República de Venezuela, deseando proveer de manera conveniente y estable a la mejor asistencia religiosa del personal católico de las Fuerzas Armadas Nacionales, han decidido celebrar el presente Acuerdo.
A este fin, el Santo Padre Juan Pablo II y el Excmo. Senor Presidente Constitucional de la República de Venezuela, Dr. Rafael Caldera, han nombrado como Plenipotenciarios, respectivamente, a S. E. Monsenor Oriano Quilici, Nuncio Apostólico en Venezuela y a S. E. Doctor Miguel Angel Burelli Rivas, Ministro de Relaciones Exteriores, quienes han convenido lo siguiente:
ARTICULO I – La Santa Sede erige un Ordinariato Militar para atender al cuidado espiritual, moral y religioso del personal católico de las Fuerzas Armadas. Sin perjuicio de las disposiciones fijadas en el presente Acuerdo, el Ordinariato Militar se rige por la Constitución Apostólica “Spirituali militum curae”, del 21 de abril de 1986 y por los Estatutos del Ordinariato.
ARTICULO II – El Ordinariato Militar, cuya sede y Curia estaràn en la ciudad de Caracas, capital de la República, constarà: 1) de un Ordinario Militar con caràcter episcopal; 2) de un Vicario General; 3) de cuatro Vicarios Episcopales, uno par cada Fuerza; 4) de un Capellàn Canciller; 5) de un Cuerpo de Capellanes Militares y 6) del personal auxiliar, a juicio del Ordinario Militar.
Pàrrafo Unico: El Ordinario Militar, el Vicario General, el Capellan Canciller y los Vicarios Episcopales, serán de nacionalidad venezuelana.
ARTÍCULO III – El Ordinario Militar será nombrado par la Santa Sede, previo acuerdo con el Senor Presidente de la República de Venezuela.
El Ordinario Militar formará parte de la Conferencia Episcopal Venezuelana y gozará de todas las facultades propias de su oficio para proveer a la asistencia espiritual, moral y religiosa de los fieles encomendados a sus cuidados espirituales.
En el orden militar, el Ordinario militar tratará lo relativo a sus funciones con el Ministro de la Defensa.
ARTÍCULO IV – Al quedar vacante la sede, el gobierno del Ordinariato pasará al Colegio de Consultores, el cual designarà el Administrador del mismo, a no ser que la Santa Sede considere oportuno nombrar un Administrador Apostólico “sede vacante”.
ARTÍCULO V – El Ordinario Militar escogerá a sus Capellanes entre los sacerdotes diocesanos y religiosos, previo acuerdo con los respectivos Ordinarios del lugar y Superiores Mayores.
ARTÍCULO VI – Los Capellanes Militares, por su condición de sacerdotes, seran nombrados por el Ordinario Militar.
ARTICULO VII – La jurisdicción del Ordinario Militar es personal, ordinaria y propia, pero acumulativa con la de los Obispos Diocesanos.
Los cuarteles y lugares reservados a los Militares están sujetos, en primer lugar y principalmente, a la jurisdicción del Ordinario Militar, y secundariamente a la del Obispo Diocesano; faltando por cualquier motivo el Ordinario Militar, el Obispo Diocesano obra por derecho propio. Lo mismo sucede con el párroco del lugar, al faltar el Capellan militar.
ARTÍCULO VIII – Pertenecen al Ordinariato Militar y están sujetos a su jurisdicción: 1) todos los Capellanes Militares; 2) los efectivos católicos de las Fuerzas Armadas en servicio activo; 3) las esposas e hijos residentes bajo el mismo techo; 4) los alumnos católicos de las Academias, Escuelas y Liceos Militares; 5) los empleados y obreros católicos que permanentemente se hallen al servicio de las Fuerzas Armadas cuando lo presten en zonas declaradas militares y 6) el personal
católico de los hospitales y centros afines para el personal militar.
ARTICULO IX – Los sacerdotes y religiosos profesos no hacen el servicio militar. Para los seminaristas y novicios, el servicio militar se suspende hasta que lleguen al sacerdocio o a la profesión, o manifiesten su intención de no continuar en el ministerio o en la vida religiosa.
ARTICULO X – Todos los clérigos, los religiosos, sean profesos, novicios o postulantes, así como los estudiantes de los institutos de formación de ministros de culto debidamente autorizados por la competente autoridad eclesiàstica, quedaràn excluidos de las movilizaciones que se decreten con fines de instrucción.
ARTICULO XI – En casos de movilización, los sacerdotes y religiosos profesos prestarán el servicio militar en la forma de asistencia religiosa; los seminaristas, novicios y postulantes seràn destinados para servicios auxiliares de los Capellanes o a las Organizaciones de Sanidad, previo acuerdo con el Ordinario Militar.
Pàrrafo Unico: Quedan excluidos de toda movilización los Arzobispos, los Obispos, los Ordinarios, los Rectores de las Iglesias abiertas al público y el personal indispensable para el funcionamiento de las Curias Diocesanas y Seminarios.
ARTICULO XII – La República de Venezuela, por el órgano del Ministerio de la Defensa y de acuerdo con el Ordinario Militar, reglamentará lo concerniente a los cuadros, escalafón y ascenso de los Capellanes Militares. Dicho reglamento entrarà en vigor, con todos sus efectos, después de que la Santa Sede haya manifestado no tener objeciones sobre el mismo.
ARTICULO XIII – EI Ordinario Militar podrà suspender o destituir por causas canónicas al personal del clero del Ordinariato Militar, debiendo comunicar esta providencia al Comandante de la Fuerza, a finde que se tomen las medidas necesarias. El clero del Ordinariato militar estará sometido además, por razones de lugar, a la disciplina y vigilancia de los Obispos Diocesanos, quienes, en caso de infracción, informaran al Ordinario Militar, pudiendo aún, si la gravedad del caso lo amerita, tomar las decisiones canónicas respectivas, informando de ello al Ordinario Militar. Si algún miembro del clero del Ordinariato Militar debiera ser sometido a procedimiento penal o disciplinario par parte de las autoridades militares, éstas resolverán el lugar y la forma más convenientes para que se cumpla la sanción impuesta, previo acuerdo con el Ordinario Militar.
ARTICULO XIV – Las Partes Contratantes se comprometen a resolver de común acuerdo las diferencias que pudieran surgir en la interpretación o aplicación del presente Acuerdo.

ARTÍCULO XV – El presente Acuerdo entrarle en vigor en la fecha de intercambio de los instrumentos de ratificación.

Suscrito en Caracas, a los veinticuatro días del mes de noviembre de mil novecientos noventa y cuatro, en dos ejemplares originales en idioma espanol, siendo ambos textos igualmente auténticos.

Por la Santa Sede
Oriano QUILICI
Arzobispo titular de Tabla
Nuncio Apostólico en Venezuela

Por la República de Venezuela
Miguel Angel BURELLI RIVAS
Ministro de Relaciones Exteriores

Conventione inter Apostolicam Sedem et Venetiolanam Rempublicam rata habita, die XXXI mensis octobris anno MCMXCV Ratihabitionis Instrumenta accepta et reddita mutuo fuerunt. Exinde, sic licet ab eadem super memorato die, huiusmodi Conventio, inter Apostolicam Sedem et Venetiolanam Rempublicam icta, vigere caepit.

Accordo tra la Santa Sede e la Repubblica di Venezuela per la creazione di un Ordinariato militare (24 novembre 1994).

La Santa Sede e la Repubblica di Venezuela, desiderando provvedere in maniera conveniente e stabile alla migliore assistenza religiosa del personale cattolico delle Forze Armate, hanno deciso di celebrare il presente Accordo.
A questo fine, il santo padre Giovanni Paolo II e l’ecc.mo signor Presidente Costituzionale della Repubblica Venezuelana, dr. Rafael Caldera, hanno nominato come plenipotenziari, rispettivamente, s.e. monsignor Oriano Quilici, nunzio apostolico in Venezuela, e s.e. il dottor Miguel Angel Burelli Rivas, ministro delle Relazioni Estere, che hanno convenuto quanto segue:
ARTICOLO I – La Santa Sede erige un Ordinariato militare per attendere all’assistenza spirituale, morale e religiosa del personale cattolico delle forze armate. Senza pregiudizio delle disposizioni fissate nel presente Accordo, l’Ordinariato militare viene retto dalla costituzione apostolica “Spirituali militum curae” del 21 aprile 1986 e dagli statuti dell’Ordinariato.
ARTICOLO II – L’Ordinariato militare, la cui sede e curia staranno nella città di Caracas, capitale della Repubblica sarà composto:
1) da un ordinario militare con carattere episcopale; 2) da un vicario generale; 3) da quattro vicari episcopali, uno per ogni forza; 4) da un cappellano cancelliere; 5) da un corpo di cappellani militari e 6) da personale ausiliario, a giudizio dell’ordinario militare.
Paragrafo Unico: L’ordinario militare, il vicario generale, il cappellano cancelliere e i vicari episcopali saranno di nazionalità venezuelana.
ARTICOLO III – L’ordinario militare sarà nominato dalla Santa Sede, previo accordo con il signor presidente della Repubblica di Venezuela.
L’ordinario militare farà parte della Conferenza episcopale venezuelana e godrà di tutte le facoltà proprie del suo ufficio per provvedere all’assistenza spirituale, morale e religiosa dei fedeli affidati alle sue cure spirituali.
In ambito militare, l’ordinario militare tratterà quanto riguarda le sue funzioni con il Ministro della difesa.
ARTICOLO IV – Quando la sede rimane vacante, il governo dell’Ordinariato passerà al Collegio dei consultori, il quale designerà l’Amministratore del medesimo, a meno che la Santa Sede consideri opportuno nominare un amministratore apostolico “sede vacante”.
ARTICOLO V – L’ordinario militare sceglierà i suoi cappellani fra i sacerdoti diocesani e religiosi, previo accordo con i rispettivi ordinari del luogo e superiori maggiori.
ARTICOLO VI – I cappellani militari, per la loro condizione di sacerdoti, saranno nominati dall’ordinario militare.
ARTICOLO VII – La giurisdizione dell’ordinario militare è personale, ordinaria e propria, però cumulativa con quella dei vescovi diocesani.
Le caserme e luoghi riservati ai militari sono soggetti, in primo luogo e principalmente, alla giurisdizione dell’ordinario militare e, secondariamente, a quella del vescovo diocesano; mancando per qualunque motivo l’ordinario militare, il vescovo diocesano opera per diritto proprio. Lo stesso avviene con il parroco del luogo, mancando il cappellano militare.
ARTICOLO VIII – Appartengono all’Ordinariato militare e sono soggetti alla sua giurisdizione: 1) tutti i cappellani militari; 2) gli effettivi cattolici delle forze armate in servizio attivo; 3) le mogli e figli residenti sotto il medesimo tetto; 4) gli impiegati e operai cattolici che si trovino permanentemente al servizio delle forze armate quando lo prestino in zone dichiarate militari e 6) il personale cattolico degli ospedali e centri affini per il personale militare.
ARTICOLO IX – I sacerdoti e religiosi professi non fanno il servizio militare. Per i seminaristi e novizi, il servizio militare si sospende fino a che giungano al sacerdozio o alla professione, o manifestino la loro intenzione di non continuare nel ministero o nella vita religiosa.
ARTICOLO X – Tutti i chierici, i religiosi, siano professi, novizi o postulanti, così come gli studenti degli istituti di formazione di ministri di culto debitamente autorizzati dalla competente autorità ecclesiastica, resteranno esclusi dalle mobilitazioni che si decretano a fini di istruzione.
ARTICOLO XI – In casi di mobilitazione, i sacerdoti e religiosi professi presteranno il servizio militare nella forma di assistenza religiosa; i seminaristi, novizi e postulanti saranno destinati per servizi ausiliari dei cappellani o alle organizzazioni sanitarie, previo accordo con l’ordinario militare.
Paragrafo Unico: rimangono esclusi da ogni mobilitazione gli arcivescovi, i vescovi, gli ordinari, i rettori delle chiese aperte al pubblico e il personale indispensabile per il funzionamento delle curie diocesane e dei seminari.
ARTICOLO XII – La Repubblica del Venezuela, attraverso l’organo del ministero della difesa e d’accordo con l’ordinario militare, regolamenterà quanto concerne i quadri, graduatoria e promozione dei cappellani militari.
Detto regolamento entrerà in vigore, con tutti i suoi effetti, dopo che la Santa Sede abbia manifestato di non avere delle obiezioni sul medesimo.
ARTICOLO XIII – L’ordinario militare potrà sospendere per cause canoniche il personale del clero dell’Ordinariato militare, dovendo comunicare tale provvedimento al comandante delle forza, affinché si prendano le necessarie misure.
Il clero dell’Ordinariato militare sarà inoltre sottoposto, per ragioni di luogo, alla disciplina e vigilanza dei vescovi diocesani, i quali, in caso di infrazione, informeranno l’ordinario militare, potendo anche, se la gravità del caso lo merita, prendere le decisioni canoniche rispettive, informandone l’ordinario militare.
Se qualche membro del clero dell’Ordinariato militare dovesse essere sottoposto a procedimento penale o disciplinare da parte delle autorità militari, queste decideranno il luogo e la forma più convenienti perché si compia la sanzione imposta, previo accordo con l’ordinario militare.
ARTICOLO XIV – Le Parti contraenti s’impegnano a risolvere di comune accordo le divergenze che potranno sorgere nell’interpretazione o applicazione del presente Accordo.
ARTICOLO XV – II presente Accordo entrerà in vigore nella data dello scambio degli strumenti di ratifica.
Sottoscritto in Caracas, il giorno ventiquattro del mese di novembre del millenovecentonovantaquattro, in due esemplari originali in lingua spagnola, essendo ambedue i testi ugualmente autentici.

Per la Santa Sede
Oriano QUILICI
Arcivescovo titolare di Tabla
Nunzio apostolico in Venezuela

Per la Repubblica del Venezuela
Miguel Angel BURELLI RIVAS
Ministro delle Relazioni estere

Ratificato l’Accordo fra la Sede Apostolica e la Repubblica Venezuelana, il giorno 31 del mese di ottobre dell’anno 1995 sono stati vicendevolmente scambiati gli strumenti di ratifica. Da allora, cioè da quel medesimo giorno indicato sopra, l’Accordo stesso, concluso fra la Sede Apostolica e la Repubblica del Venezuela, è entrato in vigore.